Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM
Otra cortina que se ha corrido, a propósito del combate al huachicoleo y sus diversas prácticas operadas durante varios años, es el negocio de las gasolineras. Ahora parece más clara la razón por la cual, de unos años para acá, observamos cómo se multiplicó el número de establecimientos que expendían gasolina tanto de PEMEX como de la gran cantidad (64 %) que importamos de EEUU.
Está claro que hemos perdido la capacidad de asombro, así como elementales procesos de razonamientos ante lo que observamos diariamente. ¿Cómo era que los puntos de venta de gasolina iban in crescendo en ciudades y poblados, como si de los populares OXXO se tratara o de Farmacias del Ahorro? Ahora se comprende un poco mejor.
Si bien no debemos generalizar, está claro que varios de estos nuevos y “arriesgados” expendios reportaron a sus dueños y socios una ganancia considerablemente lucrativa. Hoy sabemos que dicho botín procedía del descarado robo de combustible; de la cínica compraventa estilo dumping (venta a pérdida) y, desde luego, dela añeja transa dentro y fuera de PEMEX.
Si se logran avances en este rubro, veremos cómo disimuladamente irán desapareciendo varias gasolineras, a cuyos dueños y parientes ya no les convendrá la compra-venta legal de combustible.
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Quedará para la memoria colectiva del país un episodio más que acredita expresiones vergonzosas dentro de la cultura política como:
“El que no tranza, no avanza”, “No quiero que me den, sino que me pongan donde hay [gasolina robada]” y, “No importa que robe, pero que salpique [aunque sea un huachicolero]”.
En uno de los reportajes televisivos que circulan en distintos sitios de internet, se han documentado distintas estrategias operadas para robar, transportar y vender el combustible.
Vivimos una época obnubilada por la imagen, por la velocidad, por lo que se anuncia. Como lo decía el filósofo rumano Émile Cioran, “la pereza de pensar nos lleva al automatismo”.
Ante ello, nuestro saturado cerebro sólo atina a conectar mecánicamente que lo que ahí dice, es realidad.
Por ello, en un transporte vehicular, rotulado y mimetizado como ambulancia, transporte escolar, contenedor de leche, pollo, medicamentos y otros productos, se transitaba libremente mientras se lucraba con gasolina robada.
Lo ilegal, a la vista, para la omisión.
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