Casi nadie discute los rotundos resultados que logró Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las recientes elecciones. AMLO ganó con tal fuerza que dejó pasmados a propios y extraños, incluso más allá de nuestras fronteras.

A Morena, como partido, le costará años estar a la altura de su líder. Realidad que deben reconocer. Partido, todavía no es. Tienen dirigente, sí. El Poder Legislativo, en la cámara alta y en la baja, está pintado de guinda, pero obviamente aún no sabemos de su proceder ni de su capacidad. Consecuentemente, como dice la canción, dos de los tres poderes (Ejecutivo y Legislativo) serán uno mismo.

Cierto es que a partir de enero de 2019 o después, veremos cómo queda el Poder Judicial, sobre las bases de la elección del Fiscal ¿Quizá AMLO disponga de carro completo? Téngase en cuenta que lo mismo sucedía en los inmemoriales tiempos del régimen priista, antes de la caída del sistema en 1988.

Esas prácticas en que las urnas se llenaban hasta vomitar eran parte del cínico folclor político electoral. La vida era felizmente tricolor. Muchos presidentes priistas ganaron carro completo, es decir, todo, todo, todo y… los tres poderes tocaban en la misma orquesta. Ello se aceptaba como parte de la resplandeciente democracia pura, dura y diáfana de aquellos años.

Tal vez te interese: Luis Buñuel, el ser humano

¿Este régimen morenista es nuevo, inédito, jamás visto? ¡Claro que no! Para algunos, ahora que el virtual presidente y líder del movimiento parece que tendrá poder absoluto, se considera como un escenario muy indeseable.

Lo que observo desde hace unas semanas es que proyectos, obras y programas sociales que estaban operando a su ritmo en los ámbitos federal, estatales y/o municipales, están siendo detenidos, so pretexto de “Ya nos pidieron que nada se mueva hasta el próximo año”. Si como parece, está siendo así, me aterra imaginar lo mal que la están pasando grandes grupos sociales en los municipios, las entidades estatales y en el gobierno federal.

Detener la marcha en las instituciones públicas que brindan servicios o que aplican programas sociales en beneficio de la población o para la ciudadanía, es una pésima estrategia, sea que se trate de la “transición” o para tratar de impedir que lo restante se convierta en el año de Hidalgo ¿Qué mano está meciendo la cuna?