
Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM
Estamos frente a un alud de nuevas identidades sexuales. El sistema patriarcal, machista y heterohegemónico, básicamente desde finales del siglo XVIII, impuso que el mundo, por lo que al deseo sexual corresponde, estaba formado por personas del sexo masculino que, ipso facto deben construirse social y personalmente como hombres heterosexuales, por ende, irredentos deseantes de mujeres. En contraparte, quienes habían nacido con genitales femeninos, igualmente han de aprender a hacerse como mujeres heterosexuales; consecuentemente, desear ser deseadas por los hombres, a partir de su cuerpo, juventud y belleza. Así quedó instalado el sistema hombre-mujer, en el que el primero domina y la segunda acepta ser subyugada, desea ser esposa, estar a cargo del hogar, madre y si la fortuna le colma, abuela, a fin de continuar ad infinitum con sus labores de madresposa.
Con ello, fue instituida la heterosexualidad y su designada “naturalidad” o “normalidad”, por obra y gracia del milenario sistema de creencias patriarcales. Aquello que quedase fuera de estos preceptos heteronormativos, sería considerado impuro, inadecuado, antinatura, patológico, amenazante, deleznable, espurio e impronunciable. Así, la homosexualidad masculina y femenina quedaron atrapadas en lo nefando, aunque con mayor inquina la masculina. Entonces el mundo quedó dividido, digamos, en buenos (heterosexuales) y malos (homosexuales).
Durante los últimos años las identidades erótico-sexuales han ido en claro aumento y diversificación. El deseo erótico-sexual parece navegar por senderos difíciles de clasificar para un mundo binario y miope: Hombre-Mujer o para una dicotomía sobresimplificada compuesta por: heterosexuales de un lado y homosexuales masculinos y femeninos, del otro. La comunidad LGBTTTIQ, integrada por Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transexuales, Transgénero, Intersexuales y Queers (raros o inclasificables), tendrán que abrir espacio a los Hombres que tienen sexo con Hombres (HSH); personas cuyo deseo sexual regularmente se mueve aparte de las identidades agrupadas previamente. Son individuos del sexo masculino que sienten atracción por otros hombres; pero usualmente no por gays. Públicamente los HSH pueden tener novia, prometida, esposa e hijos, pero –a hurtadillas– tienen encuentros sexuales con otros hombres, sin considerarse bisexuales. Gajes del dios Eros.
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