El viernes de la semana pasada, para no quedarse atrás de sucedido en 2014, el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO), decretó que el pasado 17 de mayo no sería más el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia; no señor. A partir de este 2019, mediante decreto presidencial—se instituyó como: «Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, la Lesbofobia, Transfobia y la Bifobia». Si efectivamente se está avanzando en esta 4Tes porque con tres zancadas más (tercia de conceptos), el progreso es incuestionable.

AMLO sabe que el tema genera un rechazo atávico entre políticos conservadores; que también deja pasmada a la élite de la Iglesia Católica; que no se quedan a la zaga grupos sociales o personalidades que solamente atinan a pensar que el matrimonio igualitario y el derecho a la adopción por parejas del mismo sexo, les parece perverso, depravado, anti-bíblico, contra natura y fuera de la palabra de Dios.

Cierto es que, para facilitar la conferencia del pasado viernes, tuvieron el tino de incluir tres intervenciones que quizá podríamos considerar como una suerte de«sensibilización»sistémico-mediática. Alexandra Haas Paciuc, titular ratificada del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), hizo lo que le correspondía ya que puso de relieve el miedo y las agresiones que viven diariamente personas de todas las edades, debido a su orientación o identidad sexual. No se trata de derechos especiales, dijo, sino de que todos seamos iguales frente a la ley.

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Genaro Lozano se mostró atinado al mencionar a quienes en México emprendieron esta lucha hace varias décadas. Tuvo que escarbar un poco para hallar algunos avances, pero señaló diversas pústulas que dan cuenta de lo infecta que está nuestra sociedad mexicana, en materia de rechazo, miedo, exclusión, agresión y odio a quienes viven, desean y aman fuera del imperio heterosexista, machista y patriarcal.

El Subsecretario de Promoción y Prevención, Hugo López-Gatell, como era de esperarse, tomó en sus manos el candente tema del (des)abasto de antirretrovirales para personas que viven con VIH en el país.

En suma, un decreto que esquivó la verdadera tarea: Hacer valer el Estado laico, pagando las consecuencias electorales respectivas. Pero eso será en la 5T.