Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red FAMECOM
El martes de la semana pasada el Estado Vaticano se cimbró; el papa Francisco dio a conocer que, en los casos de pederastia y de pornografía, quedaba anulado el Secreto Pontificio. Ante ello, las denuncias, así como los procesos y los dictámenes que tengan que ver con: “I. Obligar a alguien, con violencia o amenaza o mediante abuso de autoridad, a realizar o sufrir actos sexuales; II. Realizar actos sexuales con un menor o con una persona vulnerable y, III. Producir, exhibir, poseer o distribuir por vía telemática, material pornográfico infantil, así como recluir o inducir a un menor o a una persona vulnerable a participar en exhibiciones pornográficas” (Vos Estis Lux Mundi, 2019), no formarán parte de ese ultra valorado Secreto.
Si los documentos o evidencias existen en los archivos de los Dicasterios Vaticanos o en las diócesis, las víctimas podrán solicitar la información y, las autoridades de los países que tienen esa prerrogativa frente al Estado Vaticano, podrán atraerlas para integrar carpetas de investigación. Con ello, podrán dar cauce a denuncias o procesos, a fin de proceder a la pesquisa y, en su caso, a la aplicación de la pena correspondiente.
En el caso de México, la pregunta es si las autoridades judiciales de este país podrán aprovechar esta modificación. Según lo comentó recientemente el especialista Bernardo Barranco, no formamos parte de los Estados-nación que cuentan con la autorización para atraer este tipo de casos, por lo que no podemos hacer la correspondiente solicitud de información. Parece que el poder de la Iglesia Católica Apostólica y Romana todavía mantiene ciertos espacios de inmunidad en suelo Azteca, aún cuando está en pleno desfogue la 4T.
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Fue el papa Pablo VI, quien “sin querer” puso a salvo la pederastia. Es paradójico que quien pasó a la historia como el papa de la vida y de la familia, dejó protegidos a sacerdotes, obispos y también a cardenales pederastas. Otro de sus legados fue la Encíclica Humanae Vitae, donde escribió una tozuda oposición a la planificación familiar así como al aborto. En 2018 fue canonizado por el actual papa.
El papa Francisco, 45 años después, decide combatir frontalmente pederastia y pornografía infantil desde el interior de la Iglesia Católica. Podríamos decir: Quien canoniza y enmienda, con la curia se desquita.
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