Fecha de Publicación: 16/12/2013
Esta columna fue publicada en el periódico Milenio Estado de México.

Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM

Como una de las consecuencias de este mundo globalizado y turbocapitalista, en nuestro país cobran vida y pululan estrategias mercadológicas que parecen tener como premisa y como objetivo, aprovecharse del desconocimiento, la sorpresa y la inocencia de ciertos grupos de población. Enseguida algunas perlas.

A). Quienes tienen contratado su servicio de telefonía celular (en Telcel) mediante post-pago (llamado “plan”), señalan cuál será su límite de endeudamiento mensual en su tarjeta de crédito. Cuando dicho límite se acerca al 70% de su capacidad, automáticamente se recibe el siguiente mensaje, cada que se intenta una llamada: “Estimado usuario, su llamada está siendo procesada; le recordamos que usted tiene un saldo vencido. Para mayor información, marque asterisco 1,2,3, desde su Telcel o comuníquese al 25-81-33-11, para mayor información”. La primera opción (*123) no opera; en la segunda, no se aclara que es de larga distancia, por ende, a la que se debe anteponer el código 55. Mientras tanto, el usuario, que no ha agotado su límite de crédito ni tiene tal “adeudo vencido”, realiza y abona una nueva llamada que no tiene por qué hacer. Las personas que laboran en ese tipo de centrales de atención a clientes, cándidamente explican las “razones” del mensaje; ofrecen desactivar inmediatamente ese molesto audiocomunicado y, sanseacabó. La empresa ganó unos pesos más, por una llamada a la que no había lugar.

B). La sorda competencia entre multiempresas mediáticas ha llevado a competir por las mismas parcelas de mercado, a través de lo que cínicamente denominan “nuevos productos”. Se estima que 45% de la población tiene acceso a internet en nuestro país. Dicho segmento puede contratar los servicios de la empresa estadounidense Netflix, para poder ver películas y series, cuota mensual mediante. Bueno, a Telmex le ha dado por ofrecer un servicio similar al de Netflix, llamado Claro-Video. ¿Qué hacen? Llaman a nuestro domicilio y arguyen que en agradecimiento a que pagamos puntualmente nuestro servicio telefónico, Telmex nos paga, por espacio de 12 meses (antes lo ofrecía por un mes) el acceso a un entretenimiento en línea, llamado Claro-Video ¿Para qué? Para disfrutar de lo mismo que ofrece su competidor norteamericano. Si queremos probar la generosidad de Carlos Slim, basta con proporcionar: nuestro correo electrónico, fecha de nacimiento y nombre completo. Una vez que el inocente ha caído en la trampa, al proporcionar esos datos, le resultará un verdadero viacrucis dar de baja (y no pagar) un servicio de entretenimiento que no fue de su agrado ni para su consumo cotidiano. Así la cosas con las nuevas formas de conseguir, por fuerza del telemercadeo, más dinero por los mismos contenidos mediáticos.

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