Clic, Clic… Pago por ver

Marzo 1996

Con el aumento en la oferta en canales de televisión por cable, el número de horas diarias de transmisión en la pantalla chica ha subido a cifras estratosféricas. Hoy en día quien posee este tipo de servicio televisivo “dispone” de poco más 400 horas diarias para su consumo. No, no me equivoqué, escribí: más de 400 horas diarias. La mayoría de los canales de paga operan las 24 horas del día, y si multiplicamos, digamos, unos 17 canales por las 24 horas del día nos da como resultado 408 horas. Por supuesto que no hay mortal capaz de consumir esta absurda cifra.

Si hacemos otra cuenta, una persona que trabaja o va a la escuela dispondrá de unas seis horas para combinarlas con la recepción televisiva; digo combinar porque los que tenemos otras ocupaciones domésticas hemos desarrollado la habilidad para ver la televisión mientras revisamos tareas de los niños, lavamos los trastes; después le damos a la planchada y, al calor de los culebrones Morir Dos Veces y María la del Barrio, preparamos la comida Con Toda el Alma para al día siguiente. Así, frente a un “tiempo libre” de una cuarta parte del día, la televisión está lista para regurgitar una mega-oferta de contenidos descomunal.

Frente a esta mega-oferta televisiva el usuario doméstico ha tenido que generar una nueva pauta de interacción con la televisión, pues se ve en la necesidad de “hojear” de manera recursiva para seleccionar, por arte de espasmos, el contenido que más le atraiga; en no pocos casos esas horas frente al televisor quedan reducidas en la tarea de “hojear” el extenso mosaico de contenidos que ofrece la televisión.

Este cambio comportamental del televidente ha sido registrado por los propios conductores de programas televisivos y con relativa frecuencia, justo antes del corte para dar entrada a los anuncios publicitarios, suelen […] va pauta generada por una mayor oferta de canales, de horas de transmisión y desde luego, por la facilidad que otorga el uso del control remoto para “saltar” en segundos de un canal a otro.

Por su fuera poco, la televisión por cable ofrece el servicio de Pago por Evento PPV (por su expresión en inglés de Pay Per View). Si el usuario desea recibir en su casa la señal de un programa identificado con las siglas PPV debe hacer una llamada telefónica para notificar su decisión; la empresa de televisión por cable envía la señal a dicho usuario y hace el cargo correspondiente en la cuenta mensual del suscriptor. A este respecto, la empresa Multivisión ya tomó la delantera e incorporó a su sistema una tecnología que evita a los abonados hacer la llamada telefónica; con el control remoto en mano y presionando dos botones solicitan el programa con clasificación PPV, y enseguida aparece en su televisor.

Esta nueva forma de interaccionar con la televisión crecerá aún más. Ya se hacen los ajustes tecnológicos correspondientes para hacer posible que el usuario reciba en su televisor-previo clic-clic de su control remoto-videojuegos, películas de estreno y videoclips, con la misma estrategia de los programas de PPV. Lo mismo ocurrirá para la compra de productos anunciados por los canales que se dedican a la venta; proceso que hoy todavía requiere de una llamada telefónica para solicitar el producto deseado, pero tenderá a desaparecer en los próximos años para ser remplazado por el uso del control remoto.

Este desarrollo tecnológico que ya se aprecia en la televisión, instaura nuevas formas de relación con la pantalla chica y exige del usuario una constante participación y toma de decisiones respecto de la mega-oferta de información que transmite […]

Este relato fue publicado en el periódico Redes.

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