Érase una vez

Fecha de Publicación: 03/02/2020

Esta columna fue publicada en el periódico Milenio Estado de México.

Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM

Ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que la fecha para decidir si se rifa el avión presidencial será el próximo 15 de febrero. Mientras tanto, desde que él expuso las cinco opciones para devolverlo y recuperar el dinero invertido, el asunto del sorteo ha generado una gigantesca avalancha de expresiones multiformes y copiosas.

La triada de etiquetas que se hicieron tendencia en México y en el orbe conectado a redes sociales fueron: #AvionPresidencial, #SiMeGanoElAvion y, #NoEsBroma. Pase lo que pase, la cultura política de este país también pasará a la historia por haber generado semejante fórmula para intentar la venta del Boing 787, único en su tipo.

Si la “ingeniosa” idea de meter en la tómbola a la nave aérea se pone en marcha, muchos tendrán que ir durante años al psicoanalista para escapar de su enajenamiento; del mundo kafkiano del que vendrán; o bien, para salir de los convulsionados sueños que tendrán recurrentemente, si tienen la osadía de comprar uno o más cachitos de lotería con valor de 500 pesos. ¿Qué pasará si me saco el quimérico mega-aparato? ¿Lograré venderlo a precio de avalúo? ¿Pactaré con algún honorable empresario para que me ayude a alquilarlo por hora? ¿A dónde iré durante el primer año (tal vez en 24 meses) ya que todo estará pagado y la Fuerza Aérea pondrá piloto, copiloto y demás personal de tripulación para hacerlo volar? ¿Híjole -dirá el fantasioso comprador de cachitos- pero el destino tiene que quedar por lo menos a cinco horas de vuelo de mi jacal; si no, para qué lo saco?

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Como se sabe, el pasado 17 de enero la revista Letras Libres lanzó convocatoria para un concurso de cuento intitulado “De ficción a ficción”. Uno de los chispeantes requisitos del certamen es que debe iniciar con la frase: “Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial.” Una clara intertextualidad con el microcuento El dinosaurio, de Augusto Monterroso. El próximo 10 de febrero se conocerá el resultado. A contracorriente, AMLO ha propuesto, para quienes deseen hacer una novela o bien un cortometraje, “Érase una vez un gobierno faraónico en que sus monarcas se trasladaban en aviones de lujo.”

Broma o no; ocurrencia o digresión; se lleve a cabo o no la rifa del infecto-fantásticopresiavión, es claro que se ha tornado en un taimado señuelo.

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