Financiación a la educación superior

Financiación a la educación superior

Fecha de Publicación: 27/01/2020

Esta columna fue publicada en el periódico Milenio Estado de México.

Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM

La cantidad de jóvenes que anualmente quieren ingresar a la licenciatura, ha estado por encima de la capacidad de atención del Sistema de Educación Superior en México. Este primer descoyuntamiento, en parte, tiene que ver con la insuficiente inversión que históricamente ha mostrado el Estado Mexicano. El Gobierno Federal pone una parte de la bolsa y la otra, cada gobierno de la entidad; mismas que pueden variar porcentualmente, según la voluntad política de quienes gobiernan.

Presupuestalmente se han tratado como casos aparte la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el subsistema de las universidades Metropolitanas y, más recientemente, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Veremos cómo les va a las 100 Universidades Benito Juárez.

En la siguiente capa donde se expresan oferta y demanda, desde la década de los 70, las aspiraciones juveniles se han inclinado por Derecho o bien por Administración de Empresas. De los poco más de 4 millones de estudiantes, 35 % cursa alguna de estas dos licenciaturas; casi la cuarta parte (24 %) optan por los estudios profesionales en ingeniería, industria o en carreras vinculadas a la construcción.

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A pesar de la alta demanda social por las profesiones ligadas a la salud y al bienestar (medicina, entre ellas), solamente 10% de los 4.4 millones de jóvenes está en las aulas preparándose en estos campos. Como ha sucedido durante el último medio siglo, los conocimientos y habilidades para abrazar profesiones en Matemáticas, Ciencias Naturales, así como en Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), apenas alcanzan entre 3.1% y 1.9% del total de la matrícula en el país. Ahí se refleja también parte de la baja calidad que brota de la educación básica y media superior.

El anteproyecto de la Ley General de Educación Superior que recientemente llegó a la Cámara de Diputados federal, cuando sea aprobada, será la base para ver hasta dónde llegará la financiación para materializar aquella promesa de campaña, es decir, que la educación superior sería obligatoria y “gratuita” en la 4T. Año con año deberá aumentar significativamente el presupuesto; la cobertura de la demanda tendrá que ser una realidad, especialmente desde cada universidad pública estatal. Al tiempo…

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