El año que está a punto de concluir, en el plano político-electoral dio inicio seis meses antes, es decir, con el triunfo electoral de julio de 2018 no solamente del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sino con el cambio de cromática que tiñeron de Morena, tanto las curules federales de la Cámara de Diputados como las del Senado. Parece que se juntaron dos urgencias: la de quien entraba y había luchado 18 años para llegar y la de quien tenía apremio por abandonar un barco que se hundía cual Lusitania o como Titanic.
En el marco de la austeridad republicana, nutrida por una feroz pero anunciada lucha contra la corrupción, diversos empresarios no acaban de salir de su estupor al ver cómo se les han cerrado las generosas llaves que les dieron fortuna a manos llenas y una deteriorada fama. Empresas constructoras, dueños de medios de comunicación, farmacéuticas, compañías automotrices y un sinfín de “intermediarios” han tenido que comenzar a buscar nuevas fuentes de negocios debido a que el otrora condescendiente Poder Ejecutivo ha dejado de comprar; es más, si adquiere, paga con bajísima holgura para la ganancia y tardísimo.
Quizá usted habrá notado cómo a partir de la adelantada toma de timón de AMLO, la mayoría de los noticiarios y de los periódicos aumentaron sus contenidos con notas o sucesos delictivos, accidentes y fallecimientos; emergió una vocación por el instinto de Thanatos (muerte) que no se había observado con tanta vehemencia durante los últimos 40 años. Desde luego, no es que estén inventando una dolorosa realidad, pero no deja de ser sintomático que a menor dinero gubernamental hacia las empresas mediáticas mayor atención a todo cuanto signifique desastre.
AMLO, cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, puso en marcha las conferencias tempraneras, duraban una hora o menos. Nada nuevo bajo el sol; como titular del Poder Ejecutivo ha mantenido la estrategia de marcar agenda desde la polis del Palacio de Gobierno. Además, optó por no vivir en la amurallada residencia de Los Pinos. Rompió con la tradición que fundó el entonces Presidente Lázaro Cárdenas. Seguiré…
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