En campaña el candidato, autor de la 4T, anunció que se crearían 100 nuevas universidades durante su primer año de gestión. Las bautizó como Universidades del Bienestar Benito Juárez García. Quedaron distribuidas en 31 entidades; solamente Baja California Sur quedó fuera de esta gracia, al menos hasta ahora. Oaxaca se llevó las palmas con 11 nuevas universidades, aunque muy pequeñas, seguida por la Ciudad de México con 10; Veracruz vio instalar ocho; Chiapas seis y, en la tierra de “El Tata” Cárdenas, Michoacán, abrieron cinco. Los estados de Baja California, Colima, Nayarit, Nuevo León y Querétaro, tuvieron que contentarse con una. En el resto de las entidades, se crearon entre dos y cuatro instituciones de este sui géneris calibre.
En este aspecto de la educación superior, sin duda se reconoce el esfuerzo que implica abrir cien nuevas universidades públicas. Sin embargo, los puntos neurálgicos que a menudo se escamotean tienen que ver con la cobertura, la elegibilidad, la absorción, la continuidad y con la conclusión de los estudios. Detrás de todo ello, son neurálgicas la calidad, así como la pertinencia social de los estudios profesionales. Seguiré…
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