Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM
¿Qué en México se necesita un nuevo aeropuerto? Quizá la mayoría estaría de acuerdo. ¿Dónde construirlo y por qué razones? Los viajeros aéreos comunes –si hemos de actuar responsablemente y con apego a la ética ciudadana– no estamos en condiciones de emitir opinión alguna, sobre todo porque carecemos de conocimientos aeronáuticos, financieros, de construcción, económicos a escala global, ambientales y, además, porque tenemos una incompetencia enciclopédica acerca de la situación real que tienen los aeropuertos de la ciudad de México, el de Toluca, así como el de la base aérea de Santa Lucía.
¿Por qué tendríamos que responder la encuesta? ¿Para sentir que participamos? ¿Para que nuestra «sabiduría», en tanto brotada de las entrañas del «pueblo», por extensión impoluta, incuestionable, mandataria, será el faro para quienes gobiernan? Después de leer el cuadernillo digital de 13 páginas, denominado: «México decide. Consulta Nacional Nuevo Aeropuerto. México en transición 2018-2024», colocado en el sitio oficial dispuesto para este ejercicio, decidí no acudir a una de las casillas que se instalaron en Metepec, Estado de México.
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Entiendo lo que está escrito en el documento digital, claramente expuesto y con apoyo infográfico que mucho ayuda. Sin embargo, no estoy en el nivel requerido para emitir mi opinión de manera sensata, por lo siguiente:
- Comprendo, por los bordes, que construir en uno u otro sitio tiene complicaciones y (des)ventajas de distinto calado, tanto ahora como en las próximas décadas. Pero eso no me faculta para tomar posición acerca de un proyecto u otro; para eso están los expertos, el grupo de especialistas y, los políticos o funcionarios que aún permanecen, tanto como los recién electos. Si a cada paso se nos va a consultar, entonces para qué están donde están.
- Es una encuesta limitada, llevada a una dicotomía sobresimplificada, polarizada en tanto exige elegir en la boleta por un sitio u otro. El instrumento carece de opciones indispensables metodológicamente. Por ejemplo: No tengo elementos para opinar; Ninguno de los dos; No me interesa; Soy cliente del aeropuerto; No soy usuario del aeropuerto; Tengo formación en aeronáutica.
Consultar al «pueblo» no siempre es el mejor camino. O bien, hay que saber hacerlo.
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