
Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación FAMECOM
El próximo sábado 29 de junio, en la Ciudad de México así como en otras ciudades, se efectuarán marchas por avenidas y calles, a efecto de recordar que distintos grupos sociales y otras personas que desean y aman fuera de la heterosexualidad, también tienen derecho a vivir su propia orientación sexual; a que se respete su identidad y que aún están a la zaga en otros derechos a escala humana que se reconocen en México o en otras latitudes, pero que en realidad no se materializan totalmente.
Será una expresión emblemática, cuyo lema es «Orgullo 41: ser es resistir». Nada menos que aludiendo al temido y pésimamente comprendido número 41, cifra que, dentro de la cultura machista y heterosexista –con bajos niveles de lectura—ha sido colocada en diversos ámbitos del imaginario social. El más recurrente es el que se asocia a la edad en el masculino.
Equivocadamente se cree y se bromea advirtiendo que, al llegar a esa edad otoñal, el presunto macho mexicano súbitamente podría experimentar el deseo homosexual y, quizá, llegar al temido encuentro íntimo con otro de su género, nada más por llegar a tan recelado cumpleaños. La historia ha dejado claro que más bien tuvo que ver con los 22 hombres y 19 travestidos que fueron atrapados en aquella redada porfirista realizada para reprimir a quienes estaban en una fiesta privada, pasándola bien mientras bailaban y, al final, rifarían a un mozalbete (como en otras ocasiones) para que quien resultara ganador desbocara su pasión. Aquella fue una fatídica noche del 18 de noviembre de 1901. He ahí el origen del 41.
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Se sabe que en aquella lúbrica fiesta estaba nada menos que el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre y Mier, casado con Amada Díaz Quiñones, cuya madre había sido una mujer indígena guerrerense. Aunque se trató de ocultar la orientación homosexual del primer yerno de la nación, no se pudo evitar del todo; en parte por aquel grabado que hizo José Guadalupe Posada.
Ahora, esa pieza decimonónica de Posada se integró y adaptó cromáticamente como parte del cartel diseñado para la Marcha que se avecina. Los grupos conservadores continúan luchando furiosamente ante este tipo de acontecimientos que se apropian del espacio público. Eso les parece perverso. Inútilmente sueñan con Heterolandia. Pero el mundo sigue su cauce.
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