
Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red FAMECOM
El pasado 12 de agosto, como desde el año 2000, se celebró el Día Internacional de la Juventud. En 1995 se formuló por primera vez el Programa de Acción Mundial para los Jóvenes (PAMJ). Un año más tarde se realizó el Foro Mundial de la Juventud. Con estos dos antecedentes, la ONU declararía que cada 12 de agosto se dedicara a este grupo de población.
El rango etario que enmarca al grupo de jóvenes se mueve frecuentemente. Para la ONU, va de 10 y 24 años; la Organización Panamericana de la Salud (OPS) les enmarca en los que van de 15 a 24 años. El año pasado, la misma ONU convocó a un concurso a quienes tuviesen entre 18 y 30 de vida para que expusieran qué estaban haciendo para que el futuro fuese más sostenible. Los especialistas dicen que: Joven es, quien tiene entre 10 y 29 años. Convengamos en que las juventudes van de 15 a 29, según lo procesa el INEGI para el caso de México.
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Hacen faltan estudios actualizados y focalizados en distintos aspectos que tienen que ver con las condiciones en las que vive esta parte de la población. Todos los grupos requieren de radiografías para tomar su pulso y de ahí, encauzar políticas públicas, programas, inversiones, procesos de evaluación y mejoras en diferentes órdenes. Veamos algunos tópicos impostergables.
El ingreso a la educación desciende conforme la edad avanza, especialmente a partir de los 16 años. Para el ciclo 2016-2017, la cobertura en media superior entre quienes tienen entre 15 y 17 años es de 70.0, pero la tasa neta de escolarización es apenas de 57.2. En otras palabras, cuatro de cada diez jóvenes que tienen esas edades quedan fuera. El 14 % de quienes ingresan a este nivel abandonan sus estudios; la tasa de terminación es de 50.4. La política pública tendría que aumentar la financiación; construir más planteles; equiparlos y contratar más personal docente, técnico y administrativo, con el perfil adecuado. Los planteles educativos, los docentes y sus directivos en este nivel, encaran mayúsculos desafíos para mejorar contenidos, estrategias de aprendizaje, sistemas de evaluación y esquemas de tutoría o de acompañamiento innovadoras, para una población juvenil que cada día se concentra menos; exige a toda costa que, en clase, en el tozudo estudio-aprendizaje, se le ofrezca diversión. Seguiré…
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