
Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red FAMECOM
¿Qué sucede con los jóvenes cuyas edades van de los 19 o 20 a los 24 años de edad? En principio, apenas la cuarta parte de ellos y ellas continúan sus estudios. Dicho de otro modo, 75 % de quienes deberían estar formándose o capacitándose para potenciar sus capacidades quedan sumidos en la desesperanza.
Dentro o fuera del sistema educativo hay jóvenes talentosas(os); con capacidades y perspectivas esperanzadoras. En la academia, el deporte, la innovación tecnológica, las artes, el emprendimiento, la labor social e incluso en la política, aprecio una masa crítica de jóvenes que aportan talento e iniciativas para contribuir al desarrollo. Pero cuando un extenso grupo de este anhelado “bono demográfico” vive en la pobreza, sin acceso a educación, en desempleo y carece de servicios de salud, el paisaje oscurece en cada persona y para el país.
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¿Todos los muchachos y muchachas deberían asistir a las aulas, hasta alcanzar estudios de licenciatura o de posgrado? Ningún sistema educativo en el mundo dispone de tal capacidad para brindarla a su población juvenil. Pero está claro que el porcentaje de jóvenes fuera de la escuela en México, nos coloca en uno de los últimos peldaños entre los que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Lamentablemente cada vez que se viven restricciones económicas en México, uno de los primeros renglones a los que se les mengua el presupuesto es a la educación. Ello lesiona la vida futura de los pocos que logran un sitio en los estudios superiores.
En este rango de edad (20-24), hombres y mujeres; hombres con hombres; mujeres con mujeres o, jóvenes que optan por lo Queer, sea con ligue temporal, fijo o imprevisto, dejan de usar condones en sus encuentros íntimos, especialmente quienes tienen pareja a la que consideran relativamente “permanente”. Embarazos no deseados; virus del papiloma humano y otras ITS (incluido el VIH) avanzan secretamente y afectan la una vida sexual o reproductiva saludable. Los accidentes automovilísticos, vinculados al consumo del alcohol y otras drogas, siguen en ascenso. Aquello de “Si toma, no maneje” es un descarado eslogan que le apuesta al consumo: su dios es el capital. Nada fortuito que detrás de esa rancia campaña esté un grupo cervecero. Seguiré…
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