
Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red FAMECOM
El febril acceso a los dispositivos móviles ha provocado que la mayor parte del grupo de jóvenes cuenten con un teléfono celular; tienen acceso a internet alrededor del 85 % de quienes van de los 12 a los 24 años de edad, siempre que no vivan en entidades como Guerrero, Chiapas o en Oaxaca porque allá únicamente tienen acceso cinco o seis de cada diez personas. Las juventudes utilizan intensivamente dos o más redes sociales; en orden descendiente: Facebook (95 %); WhatsApp (93 %) Twitter (66 %) e Instagram (59 %), según el reciente estudio sobre hábitos de usuarios de internet en México.
En términos de acceso y uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), especialmente entre los muchachos y muchachas que viven en medios urbanos y que forman parte de las clases medias hacia arriba, descuellan: el teléfono celular (tipo Smartphone) mediante prepago, la computadora portátil (Laptop) y las tabletas (tipo Apple o alguna otra marca). Según lo ha informado Deloitte, en su reporte sobre Hábitos de los consumidores Móviles en México 2016, el celular es reiteradamente utilizado para comunicarse vía WhatsApp, Facebook, correo personal, recirculando mensajes y memes, llamadas de voz, Twitter e Instagram. De ahí que, como a otros grupos y personas, les veamos inalterablemente conectados y haciendo que una buena tajada de su existencia discurra frente a las pantallas, como hace unos años lo pronosticó la socióloga norteamericana Sherry Turkle.
También te puede interesar: Jóvenes, una agenda urgente – Parte IV
Con este panorama, de bote y voleo, podríamos concluir que un amplio grupo demográfico forma parte de los “conectados” a internet. Por ende, con acceso a la información y que se abre un marco promisorio para que ellos y ellas formen parte de la sociedad del conocimiento. Lamentablemente no es así. Cual antiguo dios Abraxas, hay luz y oscuridad; sabiduría e ignorancia. Las TIC y sus dispositivos abren oportunidades, pero están estructuralmente ceñidas a quienes tienen las mejores condiciones para lograr su aprovechamiento cognitivo, productivo y virtuoso. Cuando un grupo o personas están fuera del sistema educativo, como es el caso que nos ocupa; fuera del hábito de la lectura; lejos del pensamiento matemático y que está apartada de la escritura, el escenario se nubla y le arroja al vértigo del entretenimiento. Seguiré…
Dejanos tus comentarios