
Luis Alfonso Guadarrama Rico
Coordinador Ejecutivo de la Red FAMECOM
Un pequeño grupo de jóvenes y de adultos sale fuera de México en busca de estudios de licenciatura o de posgrado. Según el Mexican Survey of International Student Mobility de 2016, los estudiantes mexicanos en el extranjero representan menos de 2 % del total. La mayoría eligió uno de los siguientes cuatro destinos: España: 7,545; EEUU: 5,033; Francia: 1,839 o, Canadá: 1,668. El resto se distribuyó, de más a menos, en Alemania, Inglaterra, Colombia, Argentina, Chile, Italia o China.
Aunque las universidades públicas hacen un gran esfuerzo en materia de movilidad estudiantil, la realidad es que las privadas entregan mejores cuentas en este renglón; lo hacen porque este tipo de salidas, estancias y retornos corre a cuenta de los padres y/o de las madres de familia. Es cierto que los convenios y la red de contactos interinstitucionales juegan un papel significativo en este flujo migratorio, pero sin el dinero contante y sonante que aportan las familias de estos jóvenes, las cifras de alumnos en movilidad fuera de México entrarían en franca pobreza y vergüenza.
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Se sabe que, tanto a escala nacional como internacional, la documentación acerca de educandos que entran o salen de cada país es deficiente; poco se conoce acerca de cuántos hombres y mujeres forman este grupo de migrantes temporales en busca de créditos o de ciclos de estudios completos. Lo que sí se registra es que la mayoría está concentrada en las áreas de ciencias sociales y administrativas. Ello corresponde con el desequilibrio histórico y alta concentración de la matrícula por áreas del conocimiento que tenemos en el país. El hecho de que un alto porcentaje de jóvenes escolares elija países hispanohablantes para cursar una parte de sus estudios, desnuda las graves dificultades que tenemos en el sistema de enseñanza, desde el nivel secundaria en adelante, para el aprendizaje de idiomas como el inglés.
Según lo ha reportado Dira Plancarte, quienes realizan posgrado en el extranjero tienen entre 28 y 36 años; tienen nivel socioeconómico alto y son solteros(as). ¿Qué sucede con este selecto grupo de personas? ¿Retorna la mayoría? ¿Quienes regresan a México, tienen mejores condiciones que sus pares posgraduados en el país? ¿Qué sucede con los que optan por quedarse en otro país? Cosas por averiguar.
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